“Besar” las piedras

Bastante extrañeza y críticas causó el performance del mexicano Pepx Romero “Mexique 2022”. El propósito es sensibilizar y protestar por el tráfico de piezas arqueológicas, pero 'besándolos'.
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Bastante extrañeza y críticas causó el performance del mexicano Pepx Romero, presentado hace unos días, al que denominó “Mexique 2022”. El propósito de dicho performance, según indicó el artista, es sensibilizar y protestar por el tráfico de piezas arqueológicas que pertenecieron, antiguamente, a las culturas que habitaron el actual territorio mexicano antes del contacto hispano.

Ante los cuestionamientos, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, y el director del Museo Nacional de Antropología (MNA), Antonio Saborit, indicaron que nunca se concedió autorización a Romero para la realización de referido performance que, dicho sea de paso, consistió en lamer diferentes piezas arqueológicas de la exposición permanente del referido museo.

Sin embargo, las autoridades del INAH y el MNA indicaron que los sistemas de seguridad del recinto continúan funcionando de manera eficaz. Habrá que recordar que la seguridad de esos espacios, en particular del “Museo de Antropología”, es un tema asociado al robo de piezas arqueológicas, como el ocurrido la noche del 24 de diciembre de 1985, cuando dos estudiantes sustrajeron 140 objetos prehispánicos que unos años después, afortunadamente, fueron recuperados.

Comparto la intención de Pepx Romero, sin embargo, no apoyo ni entiendo las formas por las que sostuvo su performance. En este espacio hemos referido en otros momentos las repetidas subastas de bienes arqueológicos, propiedad del Estado mexicano, exportados ilegalmente de nuestro país por medio del mercado negro. Los propios museos, inclusive, han sido duramente criticados por fomentar la historia nacionalista, por sustraer los bienes identitarios de los pueblos mexicanos para ser expuestos en recintos alejados de sus lugares de origen y completamente descontextualizados.

Es decir, existen argumentos válidos para sensibilizar sobre el valor simbólico, cultural y patrimonial de los testimonios arqueológicos de las sociedades antiguas. Pero Romero, estudiante de teatro de la Universidad Autónoma de Chihuahua y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, quizás debió tener presente que el contacto físico con estos objetos, más aún con la saliva humana, en lugar de preservarlos, los daña.

Que siga la procuración de los bienes históricos mexicanos, pero también apoyemos con una cultura del cuidado y preservación de los mismos mediante la razón y no el morbo.

 

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