Un virus justo, pero desigual

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Hoy es el día número 66 de la Jornada Nacional de Sana Distancia. Casi todo el país se encuentra infectado. Si ponemos atención a los mapas que cada día se comparten en la conferencia vespertina con información sobre la pandemia de Covid-19 en México, podemos visualizar que son pocos los municipios que aún se encuentran libres de infección.

El virus SARS CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19, que a principios de diciembre del año pasado aparecía en la provincia de Wuhan, en China, hoy ha llegado a municipios mexicanos donde difícilmente llega el agua potable. Más aún, el virus ha alcanzado lugares que a duras penas son visitados por las autoridades estatales. Podemos hablar, crudamente, de un virus justo, pues ya sea en lo que resta de la cuarentena o en los siguientes meses y años, estará presente en todos los rincones del territorio nacional y del mundo.

Pero paradójicamente también se trata de un virus de la desigualdad. Si nos detenemos a observar el mapa del Estado de México, notaremos que la mayor cantidad de casos de Covid-19 se encuentra concentrada en el área metropolitana del Valle de México, el Valle de Toluca y el norte del estado; por el contrario, la zona suroeste de la entidad, si bien ya cuenta con enfermos y fallecidos por la pandemia, las cifras de contagios son notablemente inferiores al resto de las municipalidades.

Varios elementos permiten explicar esta discordancia, pero uno de los más evidentes es la escasez de caminos, que a su vez limita de forma significativa el tránsito interno en esos municipios. Pero si esto, aparentemente muestra un panorama benéfico ante el avance de la epidemia, lo cierto es que esa escasez de vías de comunicación seguras trae consigo los problemas en el uso de medios de comunicación que, entre otras cosas, ha puesto candados al trabajo de la autoridad educativa que se ha esforzado notoriamente por cumplir a cabalidad los programas de este ciclo escolar a distancia.

Inclusive en aquellos municipios que todavía no registran algún infectado por Covid-19, sus pobladores se han visto afectados por los efectos económicos de la emergencia sanitaria, al tener que cerrar sus negocios por disposición oficial, cuando no pocas veces ese negocio constituía la principal y quizás única fuente de ingresos familiar.

Así pues, lo que hace unos meses era uno de los principales problemas de las zonas menos afectadas por Covid-19 de la entidad, parece que hoy se ha convertido en una de las mejores armas para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, esto debe interpretarse como una casualidad y no como una estrategia ex profeso para reducir el avance de la enfermedad. Como tantas cosas que ha develado el nuevo coronavirus, el Estado de México es, aunque se niegue, una entidad desigual. Hoy, por lo menos esa desigualdad ha sido “benéfica”, pero no por eso deberá ser aceptada ni procurada una vez que finalice la epidemia.

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