La educación no es para todos, y la pandemia de COVID-19 lo demostró.
De acuerdo con cifras oficiales 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021, por causas relacionadas con la pandemia de salud o por falta de recursos económicos.
De este total 3 millones son niños y niñas. Pequeños que tuvieron que salir de las aulas, sin saber que sería su último día como estudiantes.
¿Y por qué pasó? Tal vez sus padres se quedaron sin empleo, o murieron. O bien no tienen las condiciones para cumplir con las nuevas reglas. Uso de computadora, tableta o celular, herramientas necesarias para realizar el esquema de educación en casa.
Sin embargo, el reto para el ciclo escolar 2021-2022 es aún mayor. Toda vez que se habla de medidas que incluyen la compra de caretas, cubrebocas constantes, gel, sanitizantes, uniformes, útiles escolares, zapato escolar, pasaje, etc.
¿Y qué pasará en aquellas casas, donde la mamá y el papá se quedaron sin trabajo? ¿Dónde no hay dinero para el kit de cuidado? Son los niños olvidados, los que nadie ve, los que seguramente no llegarán al nuevo ciclo escolar.
Y su ausencia pasará inadvertida… bajo el amparo de la educación en casa, bajo la esperanza de que están en el hogar estudiando.
Son niños que tal vez nunca vuelvan a pisar un salón de clases.
