¿En dónde está el presidente humanista?

Hoy la crítica vuelve al presidente López Obrador con las inundaciones en Tabasco, su estado natal. ¿Dónde está el presidente legítimo cercano a la gente?
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Hace 14 años, Andrés Manuel López Obrador se autoproclamó presidente legítimo de México de forma simultánea a la toma de protesta del presidente Felipe Calderón. A este hecho antecedió una larga lucha por parte de nuestro actual presidente, de manifestaciones masivas, de recorridos por todo el país, de un Andrés Manuel López Obrador cercano a la gente.

Hoy la crítica vuelve a AMLO con las inundaciones registradas en Tabasco, su estado natal. El mandatario mexicano ha sido punto central de polémicas por no acudir a un llamado inmediato, de hacerlo apenas este sábado en helicóptero, de llegar una semana después de los hechos.

Desde luego hay quienes dicen que AMLO no es como los anteriores presidentes, de llegar y tomarse la fotografía e irse. Es sin duda un desmarque que intenta el tabasqueño, sin embargo, recordemos en política la gente en situaciones de desastres desea que todo líder esté ahí y quizá eso es lo que su círculo cercano no ha comprendido.

Ya sucedió esto con el sismo de 7.5 grados registrado en junio pasado, con epicentro en Oaxaca, cuando el presidente López Obrador optó por difundir las llamadas telefónicas con su gabinete para darlas instrucciones de cómo se debía actuar frente al desastre.

Ambas situaciones no significan que forzosamente nuestro presidente tenga que repetir la historia de sus antecesores, no. pero en términos de comunicación, tampoco hay claridad de cómo se afrontarán mediáticamente estos hechos.

¿Qué tiene en contra el presidente y que justifican la crítica? Sencillo, que Andrés Manuel López Obrador durante 18 años en campaña demostró estar cerca de la gente, hablar con ella en momentos de tragedia, de visitar comunidades que ningún político ha visitado, de estar codo a codo con la gente de mayor pobreza, todo eso fue lo que mediáticamente vendió a México.

Lo mismo está ocurriendo con la no felicitación a Joe Biden, en Estados Unidos, crítica que sube de tono pues el mandatario mexicano apoyó la campaña de Donald Trump y hasta acudió a la unión americana, siendo su primer y único viaje al extranjero. Quizá un mensaje sobre la ventaja de Biden puso poner fin a ello, aunque no sea oficial el final del proceso, pero el silencio presidencial literal lo sepultó.

Está a tiempo el mandatario mexicano en reconfigurar su imagen en materia de comunicación, el manejo de crisis no ha sido su fuerte en hechos tan trascendentales no solo para México sino para el mundo entero. Lo medio entendió con la crisis de la covid-19, pero parece no apretar bien la cuña y estar en el centro de la polémica siempre. ¿O será esa la estrategia?

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