En octubre, el estado de México tenía entre 16 y 17 puntos en la medición del semáforo epidemiológico para avanzar al color amarillo y con ello una pequeña esperanza de luz; sin embargo, se llega diciembre y autoridades indican que ahora tenemos 22 puntos.
Se necesitan 34 para regresar a rojo.
Hay una frase de la obra El Principito que dice: “Veo humanos, pero no veo humanidad.”
¿En qué momento dejamos de pensar en la solidaridad? ¡qué tan mezquinos tenemos que ser, para actuar con indiferencia al dolor ajeno! ¡En mi familia no hay muertos! ¡Yo nunca he usado cubrebocas y mírame no me he enfermado!
¡No es COVID-19, es gripa! ¡eso es una mentira! y más frases que todos hemos escuchado.
“Veo humanos, pero no veo humanidad.”, lo que se ve, es gente que quiere salir a divertirse, que pretende retomar su vida “porque hay que aprender a vivir con el virus” esto sin importar las vidas de quienes perdieron la batalla, o la lucha del personal de salud que están en la primera fila de combate.
Los gobiernos, sean del partido que sean, tienen una parte de responsabilidad, pero también tu y yo, que queremos aprovechar los descuentos del Buen Fin, que pretendemos ir a la Basílica o a Gualupita, a dar gracias porque tenemos salud ¡Vaya incongruencia!
La pandemia no ha terminado y no se irá.
Estará con nosotros en las posadas, en la noche buena, donde habrá muchas ausencias, en la mañana de Navidad, en el Año Nuevo y en la fiesta de Día de Reyes, ahí estará.
No se irá y muchos perderán el empleo que acaban de conseguir, los negocios que sobrevivieron bajarán sus cortinas, y en el peor de los casos morirá aquella persona que tanto amas, puede ser tus padres, tu pareja, tus hijos. O la que escribe.
¡Dejemos de ser mezquinos! regresar a rojo nos afecta a todos.
