Buena parte de los datos biográficos de Miguel Hidalgo y Costilla, iniciador de la guerra que después de 11 años emancipó a México de España, se lo debemos a Porfirio Diaz, quien a principios del siglo XX solicitó al licenciado José María de la Fuente, un norteño abogado mexicano, que investigara al “Padre de la Patria” con el propósito de realizar una biografía sobre el mismo. Se acercaba 1910, el centenario del inicio de la lucha armada independentista, y la celebración estaba a la vuelta de la esquina.
Justo hoy, 30 de julio se conmemoran 209 años del fusilamiento de Hidalgo, en Chihuahua, México. A pesar de que nunca se le retrató en vida y sólo se cuenta con una pequeña figura tridimensional elaborada a su paso por Guadalajara en 1811 y hoy exhibida en el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”, es quizás, junto con Benito Juárez, uno de los personajes más “taquilleros” de la historia mexicana. Calles, avenidas, estaciones de metro, plazas… Muchas de ellas llevan su nombre en honor al iniciador de la independencia; y en no pocas de ellas una estatua corona el sitio.
A pesar de la pandemia de Covid-19, seguramente no faltarán hoy las conmemoraciones cívicas en Ciudad de México, Chihuahua, Guanajuato, Dolores, Pénjamo y Tejupilco; este último sitio, el lugar de donde fue originaria la familia paterna de Miguel, es decir, la ascendencia “Costilla” y más tarde, “Hidalgo”.
Aunque pareciera que en estas líneas pretendiera hacer un “recuento histórico” o compartirle la efeméride del día, mi intención es todo lo contrario. En lo personal no estoy en contra de estudiar a los actores políticos y sociales del pasado, pero sí contravengo a aquellos que continúan pretendiendo enarbolar las figuras de ciertos personajes de la historia bajo la noción de héroes, que pese a la adversidad pudieron resultar victoriosos y hoy se constituyen como ejemplos de vida y superación personal.
Si bien en su momento se criticó que la imagen del gobierno federal de la administración actual fuesen las figuras de los “héroes” de la historia de México, todos los gobiernos se han anclado en la sombra de los personajes del pasado para justificar sus ideales y sus acciones, desde aquellos gobiernos del temprano México independiente hasta el actual.
Es momento de repensar el papel de los personajes históricos, no en la academia, sino en la propia sociedad.
