Se esperaron hasta dónde fue posible, alargaron las posibilidades de que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se efectuaran este verano, pero al final los organizadores de la justa veraniega debieron aceptar lo inevitable, la pandemia mundial por el Covid-19 les ganó el partido.
El principal motivo para no tomar la determinación de posponer los juegos era el económico, la inversión fue de casi 30 mil millones de dólares y las ganancias serían del triple, además de que la Villa Olímpica, construida en Tokio para albergar a las delegaciones deportivas de todo el mundo, debe ser entregada a particulares después del verano, se usará como vivienda y hay acuerdos firmados.
Hubo varias opciones que se manejaron, como que se desarrollaran sin público, situación que afectaba directamente a la inversión turística de la capital japonesa, incluso moverlas al final del verano, pero el calendario de actividades en el deporte mundial lo complicaba todo.
Al final, fue la mejor decisión, quizá no en lo económico, pero sí en lo deportivo, pues aplazarlos un año más garantizará que estén todos los clasificados, pues por ahora Canadá y Australia habían anunciado que sus delegaciones no asistirían se mantenía para ese verano, además de que todos los atletas en el orbe interrumpieron su preparación debido a la cuarentena mundial, sin contar que hay procesos clasificatorios que no terminaron por desarrollarse.
Eso sí, que los Juegos de Tokio sean en 2021 también obliga a los deportistas a alargar sus procesos de preparación, en algunas disciplinas abre la oportunidad a atletas que habían perdido esperanza de clasificación, y otros, deberán de ratificar sus marcas, pues en un año pueden caducar.
Los que es un hecho es que Tokio 2020 tendrá un apartado particular en la historia olímpica, como aquellos juegos que fueron pospuestos por una pandemia mundial, postergación que en otros tiempos solo la guerra había provocado.
