Regresar o no: entre la necesidad y el autocuidado

Considero que es todavía pronto retorno a las clases a sabiendas de que es permisible cierta flexibilidad para aplazarlo al siguiente semestre del año.
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La Ciudad de México ha fijado una fecha para su regreso (escalonado y voluntario) a las aulas, y es el lunes 7 de junio. La noticia fue recibida de maneras muy diversas, por un lado, quienes se muestran a favor del retorno a las actividades académicas presenciales y, por otro, aquellos que consideran que es la decisión equivocada cuando la población más joven aún no está vacunada. La UNAM, por su parte, fijó el mes de agosto para el retorno a las actividades presenciales, igualmente escalonadas.

Sin embargo, la crítica que, a mi juicio, es más fuerte contra la decisión del retorno a principios de junio, es la de no entender por qué el regreso se realizará justo un mes antes de que finalice el ciclo escolar y comience la temporada vacacional de verano. Si bien es cierto, por una parte, el profesorado en todos sus niveles ya está siendo vacunado, considero que es todavía pronto retorno a las clases a sabiendas de que es permisible cierta flexibilidad para aplazarlo al siguiente semestre del año.

A la par que avanza el programa de vacunación que, dicho sea de paso, está siendo muy constante y uniforme al paso de los días, pareciera que la población comienza a relajar las medidas de distanciamiento social que hicimos propias durante más de un año. No pocas veces vemos a gente sin cubrebocas en espacios públicos como si la pandemia ya hubiese terminado.

Ante las nuevas circunstancias donde la vacunación está haciendo su trabajo y la pandemia más severa de los años recientes parece culminar, será preciso continuar, mientras no esté un mayor porcentaje de la población nacional inmunizada, con las medidas de higiene ya bastante conocidas. Máxime ahora en que las actividades presenciales comienzan a realizarse de nueva cuenta.

Hay opiniones encontradas, ciertamente. Cada sector y cada persona ha vivido la pandemia bajo circunstancias particulares. No es posible compara entre quien tiene una plaza de gobierno y quien tenía una papelería a las afueras de una populosa primaria, ni entre quien no tiene hijos y quien tiene que pagar a alguien para que los cuide mientras trabaja. Unos pueden “aguantar” un poco más la pandemia y otros quizás no tanto. De allí la necesidad de seguir cuidando nuestra higiene en tanto esto no termine por completo.

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