Adiós Cristóbal Colón

La creación de héroes, villanos, discursos, símbolos y periodos son resultado de la época que se vive.
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Esta semana causó polémica la decisión del gobierno de la Ciudad de México de sustituir la estatua de Cristóbal Colón, ubicada, al menos hasta el año pasado, en Paseo de la Reforma, por la de una mujer indígena de ascendencia nahua. La estatua colombina fue retirada antes del 12 de octubre del 2020, fecha en que se conmemoraba un año más de la llegada del genovés a tierras americanas. Aunque el gobierno de la capital informó que el retiro de la escultura derivaba de un proyecto de restauración, las opiniones apuntaron a que fue retirada para no ser objeto de agresiones por parte de posibles manifestantes, tal como había sucedido en otras partes del mundo.

La determinación ubicó la discusión en diferentes aristas. No pocos comentaron que la suplantación de la estatua atentaba contra la identidad mexicana y, en particular, la de la Ciudad de México. Otros más consideraron que la decisión formaba parte de un proyecto de mayor envergadura que consistía en modificar la historia de México bajo los criterios del régimen actual, y que esto derivaría en una especie de adoctrinamiento que, de no detenerlo ahora, marcaba el comienzo de un régimen autoritario donde privaría la visión del Estado. Otras opiniones versaron sobre que la estatua de Colón representaba una sociedad mestiza, y que negarla era no aceptar nuestro propio pasado.

Estas nociones provienen de una manera muy particular de la enseñanza y aprendizaje de la historia, mismas que se han aprehendido en los niveles escolares básico y medio superior, impulsados por el Estado mexicano. Es decir, lo que se advierte en ese tipo de comentarios y opiniones no son más que la materialización de la historia como mera acumulación de datos, fechas, nombres y hechos. Y todo ello, en conjunto, conforman una visión que, al menos para la academia, hace mucho tiempo quedó rebasada, pero que continúa siendo efectiva en las clases de Historia de niños, jóvenes y muchos adultos.

La manera en como hoy se enseña e investiga el pasado da mayor valor al estudio de los procesos de trasformación de las sociedades mediante un abanico diverso de perspectivas: la economía, la política, la cultura, las religiones, las devociones, las ideas, el medio ambiente, la vida cotidiana, el arte, solo por mencionar algunos ejemplos. La vigencia del estudio del pasado no está en que el pasado sea diferente cada vez que se investiga, sino que nuevas ópticas nos permiten hacer preguntas que antes no se hacían y tener nuevas respuestas sobre acontecimientos inamovibles e inexistentes ya.

Dicho de otro modo, el retiro de la estatua de Colón de Paseo de la Reforma no significa que el gobierno esté modificando la historia, pues esta no cambia. Esa idea de que representa el mestizaje y la identidad nacional es la manera en como una generación de historiadores estudió e interpretó el pasado. Cristóbal Colón nunca llegó a estas tierras a establecer un mestizaje ni a conformar una identidad nacional que en aquel entonces ni siquiera figuraba. La creación de héroes, villanos, discursos, símbolos y periodos son resultado de la época que se vive.

Así, la cuestión no es si la estatua de Colón alterará la identidad del mexicano que visite la Ciudad de México en los próximos meses. Sin embargo, habrá que estar atentos al destino final de la escultura que, en todo caso, sí es un testimonio de su tiempo que debería ser conservado.

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