Cuándo la muerte de una menor de edad pasa a segundo término en un hecho de tránsito, es sinónimo de que la descomposición social ha llegado a grados inexplicables.
La tarde- noche del pasado lunes 7 de diciembre, una niña de 13 años murió, al ser parte de un accidente de tránsito, donde se vio involucrada una unidad del transporte público, en respuesta y de forma intempestiva los pobladores de San Cristóbal Huichochitlán quemaron dos unidades de la línea Temoayenses.
Pero horas más tarde, el ayuntamiento de Toluca, dio a conocer un video en donde se observa que la culpa no es del conductor de la unidad… a primera vista
Ahí comenzó la verdadera descomposición social.
¿Quién tuvo la culpa y cómo se dieron los hechos? fue la pregunta más respondida en redes sociales y de la menor… poco se habló.
¿Desde cuándo nos volvimos expertos en todo? ¿Cuándo nos dejó de importar la vida de una pequeña?
Datos de la Organización Panamericana de la Salud, indican que las lesiones por accidentes de tránsito son la primera causa mundial de muerte en niños de 15 a 17 años.
En México, durante 2013 fallecieron 2 mil 478 niños menores de 20 años en accidentes de tránsito.
Las lesiones por estos accidentes se encuentran entre las tres principales causas de muerte en niños y adolescentes entre 0 y 19 años de edad y son la primera causa de muerte en niños entre 10 y 14 años de edad.
En los accidentes de tránsito mueren tres veces más niños que niñas. El 47% de estas muertes son peatones, 36% pasajeros, 16% motociclistas y 1% ciclistas.
Pero… a los mexiquenses nos importa más saber quién tuvo la culpa. Un pésame para la familia de la menor, pues su vida cambiará drásticamente.
