El discurso que estresa

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Confusión es lo que ha permeado entre la gente, harta ya de la pandemia que día a día carcome los sueños, las esperanzas. Y todo se debe, a mi criterio, al discurso que los políticos han manifestado.

Aunque la estadística es notoriamente ascendente, con más de 140 mil casos positivos y 17 mil fallecimientos en el país, el discurso político ha distado en más de una ocasión de esa realidad.

Y no se ha tratado de guerra de declaraciones, ni diferencias partidistas, más bien ha sido falta congruencia y coordinación de las autoridades de los tres órdenes de gobierno, pues al final el discurso político ha tenido variantes y eso ha empeorado la crisis que nadie ve, la emocional.

El tema es que hoy estamos ante la “mediatización de la política”, pues todas las declaraciones pasan por los medios de comunicación. Simone Bonnafus (1998) lo expresaba atinadamente, “trabajar sobre el discurso político hoy, es casi siempre como trabajar sobre el discurso ‘filtrado’ por los medios de comunicación y tener en cuenta por lo tanto su lógica comunicacional”, y sí, hoy todos los mensajes de los políticos pasan por los medios o las redes sociales.

Una muestra son las frases del presidente Andrés Manuel López Obrador a inicios de la pandemia como: “Tenemos que atender el asunto, pero no exagerar”, “Serenos, tranquilos, tenemos la capacidad para enfrentar esta situación”, e incluso “Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar… hay que abrazarse, no pasa nada”, hoy son historia polémica.

Aunque el presidente “enderezó” el discurso varias semanas, en una de sus más recientes conferencias reabrió, con frases, la incredulidad de la gente al decir “hay que vencer al miedo y salir poco a poco”. Declaración que contradice nuevamente al discurso de su subsecretario Hugo López Gatell, quien reitera que vendrá (otro y otro) pico de la pandemia.

A ello sumemos otra contradicción discursiva, la del gobernador Alfredo del Mazo Maza y de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quienes siempre han expresado trabajar coordinadamente, pero esta vez parece que cada quien va por su lado.

Mientras para el Estado de México se confirma el semáforo rojo, en la Ciudad de México se anuncia el cambio gradual al naranja a partir del 22 de junio. ¿Por qué si la capital mexicana tiene el doble de defunciones y número de casos? ¿Aplicará lo mismo para el Valle de México?, pues recordemos que Del Mazo dijo que el semáforo en esa región sería el mismo de la CDMX.

De ser así, las otras regiones mexiquenses ya estarían en amarillo fácilmente y eso es lo que realmente confunde.

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