En las últimas semanas se ha acrecentado el reclamo social de los derechohabientes al Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) por la falta de medicamentos, “no hay ni paracetamol”, evidencian desesperadamente en sus mensajes. El tema inició por lo menos desde hace tres meses, desde noviembre del año pasado según testimonios. Sin duda es justo el reclamo, porque para ellos es un derecho porque les siguen descontando quincena a quincena cuotas financieras, pero esto los ha obligado a pagar en farmacias privadas.
Lo lamentable de estos tres meses de reclamos es que ninguna autoridad del gobierno estatal y mucho menos la directora, Bertha Casado, se han pronunciado al respecto, dejando que el silencio comunique, que las marchas continúen, que la reputación, de por sí baja, siga cayéndose.
La respuesta que han dado, a cuentagotas, es que se trata de un desabasto general de más de 100 medicamentos, los más necesarios, los más básicos. Como dicen en mi pueblo, pon tú que sí, pero ¿por qué no dar respuesta contundente a los miles de derechohabientes? Simplemente los están dejando que den vueltas y vueltas a las clínicas y a las farmacias con las manos vacías, aumentando el coraje y angustia por no tener en dónde conseguirlos. Ahora bien, supongamos que no es solo el desabasto, sino un tema de falta de dinero para comprarlos, pues es más que sabido que las finanzas del ISSEMyM están en número rojos, literal está en terapia intensiva. Esa sospecha crece sin duda porque hasta este día no hay una estrategia para aminorar los daños hacia los pacientes, una forma de contener la crisis, se la pasan pidiendo a la gente que se comunique a tal teléfono o por mensajes privados en las redes sociales.
El tema creció tanto que los diputados locales emitieron un exhorto a la directora del ISSEMyM, bastante tarde por cierto, para que explique qué está pasando, aunque esto no hubiera sido posible sin las publicaciones masivas de los medios de comunicación.
