La cuarentena no anunciada

Hace mucho que no veía con tanto temor a la gente en sus casas, en negocios, y no por lo que pudiera pasar sino por lo que creen que no se dice de ella.
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Hace mucho que no veía con tanto temor a la gente en sus casas, en negocios y hasta ayer en algunas calles, y no por lo que pudiera pasar a raíz del tema de la pandemia sino por lo que creen que no se dice de ella, lo que quizá pueda ocultarse.

Como parte del gremio periodístico podría decirles que se ha hecho lo que está a nuestro alcance, las estadísticas oficiales, las no oficiales, la prevención, la situación en hospitales e incluso lo que han estado haciendo otros países, al menos por cuenta propia creo que (muchos) no hemos fallado.

No obstante, la comunicación desde la directriz del gobierno federal no ha sido congruente entre lo que nos dicen las estadísticas y lo que vemos en cada gira presidencial o eventos públicos. La línea ha sido blanda y desde mi perspectiva vemos a representante de un país sin acato y eso la gente lo ve y lo interpreta.

La sociedad hoy está más informada, analiza, compara, busca otras alternativas de información y se da cuenta que el tema no es tan sencillo como quieren hacerlo creer. Entiende que la pandemia no tiene tintes ideológicos, mucho menos políticos.

Por ello es que es la propia sociedad la que se está poniendo en cuarentena, es la más preocupada y ha preferido tomar sus propias medidas. Ningún gobierno, ningún líder político en México ha mencionado ese concepto: cuarentena. Todo se ha quedado en un llamado al aislamiento, un llamado tibio para no afectar los grandes intereses económicos, es lo mismo al final de cuentas.

Y no está mal defender la economía (que malita tiene rato que ha estado), no está mal ver por los recursos, pero quienes estarán perdiendo más serán los más necesitados; mi amigo el peluquero, mis amigos de la recaudería, la carnicería, la pollería y el bolero. También los obreros, los empleados del sector turismo a quienes poco a poco han ido “separando” sin goce de sueldo, una auténtica violación a sus derechos laborales.

Espero que sean los propios gobiernos quienes respalden al ciudadano, a sus habitantes, que ofrezcan incentivos, condonen impuestos, que se vea esa solidaridad, esa empatía ante este tipo de crisis. Más allá de respaldar al empresario, ojalá que las Cámaras y Consejos empresariales cobijen a sus empleados, no los despidan.

Hoy como sociedad nos estamos uniendo y con esa misma unión debemos fortalecernos. Creamos o no en un gobierno, primero debemos creer en nosotros mismos.

Deseo que esto pase pronto, que dejen de aumentar las cifras, pero sobre todo que de verdad podamos ir teniendo líderes en quien confiar como mexicanos.

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