La fiesta de los libros

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es el más importante encuentro libresco en Latinoamérica en el que se dan cita no solo escritores, sino la cultura misma.
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El sábado 27 de noviembre comienza la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, el más importante encuentro libresco en Latinoamérica en el que se dan cita no solo escritores, sino la cultura misma. Un espacio selecto y reservado para lo mejor de la literatura contemporánea, pero al mismo tiempo un espacio abierto para el público curioso o especializado que encuentra en esta celebración una oportunidad para distraerse, escuchar, probar, ver, y comprar nuevos libros.

Aunque con importantes medidas sanitarias debido a la situación actual, es un evento sumamente esperado y bienvenido que se convierte en un detonante económico y cultural a gran escala, más aún después de no haberse llevado a cabo de manera presencial el año pasado. Una feria del libro no es solo la venta de productos escritos, sino también un espacio para la difusión y discusión de las ideas que puede y debe tener cabida para todas las expresiones de pensamiento.

En esta ocasión, el país invitado en la FIL será Perú. Un punto por destacar es que su realización tendrá un formato híbrido, es decir, con actividades virtuales y presenciales. Esta mecánica, como muchos otros lo han anticipado, es una de las bondades que ha dejado la pandemia, pues el alcance que pueden tener los foros virtuales es mayor que cuando estos se constriñen a un espacio demarcado y cerrado.

La participación de alrededor de 600 escritores originarios de 46 países y 255 editoriales de 25 países hacen de la Feria un espacio diverso con experiencias plurales. Pienso que es precisamente lo que una sociedad como la que nos ha tocado vivir requiere: conocer las perspectivas más allá de nuestro entorno, que nos hagan ver que nuestra realidad no es la única. La pandemia nos ha encerrado, mantenido distantes y ajenos, y fortalecido la idea de que solo nuestro entorno importa; nos ha vuelto seres más individuales de lo que ya éramos. Ni se diga la divulgación del conocimiento que, como ya he señalado, no se restringe a los libros sino a las voces que allí se escuchen.

Por estas y otras muchas cosas más la Feria del Libro de Guadalajara representa una inversión al capital cultural de las personas que, afortunadamente, con todo y pandemia, ha sabido buscar los recovecos para estar vigente.

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