La primera del año…

¿Por qué los empresarios multimillonarios pueden exhibir estos objetos desde sus casas o sus museos, pero a los pueblos originarios se les arrebatan sus piezas para ser exhibidos en museo distantes?
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Como desafortunadamente ya es tradición, este jueves fue subastada una treintena de piezas de origen prehispánico, atribuidas a culturas mesoamericanas que habitaron el actual territorio mexicano. La casa francesa Millón llevó a cabo la subasta denominada Carnets de Voyage- Opening Season Sale conformada por 381 lotes con piezas provenientes de diferentes países, entre ellos, 32 fueron de México.

En el mismo protocolo ya conocido, la titular de la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto, informó haber enviado una carta a la casa subastadora manifestando su rechazo a la subasta que estaba pronta a realizarse, manifestando su respaldo las cuentas oficiales de autoridades federales, entre ellas, la del canciller mexicano Marcelo Ebrard. Como siempre ha sido de esperarse, las buenas intenciones de la autoridad federal nunca son suficientes para detener la consecución de una subasta.

No obstante, salvo las diversas subastas de las que ya he dado cuenta en editoriales diferentes, en los tres años que lleva esta administración, México ha recuperado 5744 piezas arqueológicas de Estados Unidos y algunos países europeos. Varias de estas piezas hoy son expuestas al público en la exposición temporal La grandeza de México, que se encuentra abierta en el Museo Nacional de Antropología hasta el 24 de abril próximo.

Una de cal por las que van de arena, sin embargo, el problema continúa lejos de resolverse y todo indica que este año seguiremos presenciando historias similares. Parece que esta administración, cobijando el proyecto de una transformación, que continúa una línea evolutiva con las otras tres que le antecederían, tiene un mayor interés que el de gobiernos anteriores en repatriar bienes considerados propiedad de la nación.

De entrada, estamos ante dos lenguajes distintos, por un lado, el que concibe a estos objetos como piezas invaluables cuyo tráfico atenta contra la dignidad y el respeto de los pueblos que lo crearon. Y por otro lado, el que concibe estos lotes como bienes vendibles que ensalzan estos objetos a partir del dinero que pueden mover.

¿Por qué los empresarios multimillonarios pueden exhibir estos objetos desde sus casas o sus museos, pero a los pueblos originarios se les arrebatan sus piezas para ser exhibidos en museo distantes? Esta es la primera del año, veremos cuántas más se llevará el 2022.

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