Los falsificadores de la Historia

Menos voz a quienes falsifican la historia con tal de vender discursos sesgados.
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Generalmente, cuando se acerca una fecha emblemática de la historia que amerita reflexiones, como la del 13 de agosto en México, en que se recuerda la caída de la ciudad de Tenochtitlan y la toma del poder político por parte de Hernán Cortés, aparecen medios y personajes que suelen hacer afirmaciones fuera de contexto con el propósito de legitimar su discurso. La mayoría de ellos, desde luego, no historiadores, han sabido hacer una carrera en la industria editorial publicando novelas que están plagadas más de fantasía e imaginación que de bases históricas; pero eso es lo de menos pues, en todo caso, la novela es, ante todo, ficción.

El problema radica en la capacidad de discernir entre la ficción y lo que el estudio del pasado nos permite conocer sobre las sociedades pretéritas. Hay, pues, quienes pese a la existencia de fuentes que desmienten o, simplemente, el sentido común, se han afanado en continuar en su error. Ello ha desencadenado no solo interpretaciones equivocadas de la realidad sino también discursos de odio. Hacer afirmaciones sin sustento puede traer consecuencias inesperadas.  

En este espacio he compartido varios ejemplos donde se intenta “romantizar” acciones que causaron millones de vidas humanas, como el caso de la propia conquista de Tenochtitlan que mañana 13 de agosto cumple 500 años. Mientras que por el contrario, se ha creado un discurso bastante exagerado en el que se culpa a los pueblos anteriores a la llegada de los españoles de tener prácticas que, contrarias a la visión occidental y cristiana, eran reprobadas. Es muy difícil ser objetivos al hablar de acontecimientos de este calado, pero es imprescindible ser cuidadosos al tratarlos si queremos acercarnos a una interpretación sensata y realista de algo que no vivimos.

En los días recientes, una publicación del diario español ABC cuestionó la manera en que se enseña la historia de la dominación española en América, en las escuelas del nivel básico de países latinoamericanos. Y también esta misma semana, un conocido escritor mexicano de libros de superación personal, en un extraño enredo temporal, la construcción de la maqueta del Templo Mayor en el zócalo de la Ciudad de México y los sacrificios que allí se hacían con los desafortunados decesos producidos por la pandemia actual, dando cifras equivocadas como el hecho de que se celebraban 80 sacrificios humanos al día en ese recinto sagrado.

El debate siempre será válido, pero sobre todo el debate serio que, lejos de maquillar cifras, exagerarlas o romantizarlas señale las cosas tal y como las fuentes a nuestro alcance nos permiten conocer. Menos voz a quienes falsifican la historia con tal de vender discursos sesgados.

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