Más allá del semáforo

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Oficialmente llevamos 146 días de confinamiento, de la famosa jornada de sana distancia iniciada el 23 de marzo y concluida el 30 de abril pasados, pero que en realidad persiste hasta estos días para muchos.

Ha sido casi medio año de medidas y recomendaciones del sector salud y existe mucha gente aún con escepticismo en torno al virus que llegó para quedarse, mucha gente con dudas y debates sobre el uso de cubrebocas, empezando por algunos de nuestros gobernantes.

Quienes hemos creído en esta pandemia y hemos reforzado lo dicho por la autoridad, somos los primeros en no desear que a usted le pase. Cuántas y cuántas desgracias hemos escuchado, quizá sabe de familiares, amigos, de vecinos a los que ya les dio y muchos han superado esta pesadilla, otros no.

El semáforo naranja prevalecerá en el Estado de México al menos lo que resta de agosto, las estadísticas no son las ideales para retomar al cien por ciento la nueva normalidad. La actividad comercial, necesaria sin duda, vuelve poco a poco, pero persisten los riesgos y de esos somos responsables todos.

El anuncio del gobernador Alfredo del Mazo para permitir la apertura de cines, museos y gimnasios a partir de mañana pudieran ser de escándalo, pero en realidad se trata de negocios con poco aforo y más con la limitante del 30 por ciento.

Lo que resulta ilógico es que a estas alturas de la pandemia ya no estemos tan apegados ni al semáforo de vigilancia nacional, ni al Plan de Regreso Seguro que el mismo gobierno estatal diseñó, pues los cines y gimnasios son negocios que pueden abrir hasta el semáforo verde.

Es de entenderse la flexibilidad, pero en el Estado de México se tienen hasta este día más de 60 mil casos y más de 7 mil defunciones, solo en hospitales estatales, son cifras preocupantes.

Hoy les reitero a quienes me leen que no echen en saco roto este momento ya que no estamos saliendo de la pandemia como algunos quieren suponer. Se los dice su servidor que ha comenzado a vivir esta pesadilla, miren que llevar a mi propia madre al hospital por síntomas de Covid-19, y en el día de su cumpleaños, es algo que nadie espera. Aquellos quinces de agosto en que comíamos juntos, nos reuníamos o salíamos a distraernos con motivo de esta fecha especial están en pausa, hoy la pandemia nos los ha arrebatado. Son momentos que no deseo a nadie, el tiempo se hace eterno, la angustia se vuelve un tormento.

Madre: estarás bien de regreso con nosotros y verás que lo recordaremos como un capítulo complicado, te amamos.

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