El mundo amaneció este jueves bajo una atmósfera políticamente tensa después de la primera ofensiva rusa contra Ucrania, misma que a lo largo de la mañana y del día ha ido escalando con una ocupación militar cada vez mayor en territorio ucraniano. Algunas detonaciones capturadas en video rápidamente circularon a través de las redes sociales; “Rusia”, “Putin”, “Biden”, “URSS” y “China” fueron algunas de las tendencias que rápidamente se viralizaron en Twitter.
Al amanecer en esta otra parte del mundo la información, como era de esperarse, había ido en aumento. Videos de otras detonaciones, fotografías de niños rezando, videos de mexicanos residiendo en Ucrania y compartiendo la situación que veían, comunicados del presidente de Estados Unidos, ruedas de prensa de autoridades de países europeos, fotografías de civiles lastimados invadieron la red, los periódicos y noticiarios. En fin. La circulación de información sobre este acontecimiento se había vuelto difícil de seguirle la pista.
Es difícil saber el rumbo que tomará este conflicto, si es que Occidente inicie un conflicto armado con Rusia (pues hasta ahora se ha limitado a imponer sanciones). Lo que sí podría asegurar es que, a diferencia de otros eventos de este tipo, la cantidad de información que liberará será mayor y su actualización se da minuto a minuto. Ya no es necesario esperar a la mañana siguiente para leer los periódicos ni estar listos para seguir la cobertura de las principales cadenas de televisión de cada país. Los comunicados, los testimonios y el contacto ahora cobrarán mayor auge en las redes sociales.
Esto conlleva un riesgo, que no es que no existiera antes de que la tecnología alcanzara estos niveles, pero que desafortunadamente sí se maximiza, y es el de la manipulación y la circulación de noticias falsas que pueden construir criterios equivocados sobre el curso del conflicto bélico. Hasta ahora dos percepciones se han formulado, por un lado, la de una Rusia atacando un país notablemente más pequeño y con menor capacidad militar y, por otro lado, la de una Rusia pretendiendo su defensa ante los acercamientos de la OTAN a la región.
A lo largo de los próximos días y semanas iremos teniendo más certezas sobre los alcances del conflicto y, seguramente, dará muchos temas de qué hablar. Por ahora lo ideal será tener mesura, máxime si se ignoran las implicaciones que tiene este acontecimiento. La responsabilidad de la información, como sucedió con la pandemia, es responsabilidad de todos.
