Ocuilan, Estado de México. Dicen que solo existe un alma gemela y que es un regalo de la vida el poder encontrarla en medio de más de 7 mil 500 millones de personas en el mundo. Pero Andrés la encontró en Esther, cuando ellos tenían 17 y 14 años respectivamente, su escenario de amor fue la comunidad de Santa Mónica en Ocuilan, Estado de México.
Tras 55 años de casados, él con cáncer y 75 años de edad y ella con hipertensión y diabetes y 69 años cargando, dieron positivo a covid-19 el 20 de agosto, sin embargo, los estragos que hizo el virus en los pulmones, fue poco a poco robándoles la vida.
Dice su nieta Geraldine, que la sincronía de ellos era tal que si uno mejoraba su estado de salud, el otro lo hacía y si uno empeoraba, el otro también.
Fallecieron el 12 de septiembre, Esther a la una de la tarde con cuarenta minutos, y de acuerdo con el parte médico del Hospital militar donde estaban internados, justo a esa hora, fue cuando Andrés entró en paro respiratorio, para morir exactamente una hora después, a las 2 con 40 minutos de la tarde.
Explica Geraldine que los médicos estaban sorprendidos de la conexión entre esta pareja. Y cuando Andrés le hizo la promesa a su mujer de que saldrían juntos del hospital lo cumplió.
Y es que, dicen que cuando se conoce al alma gemela, ni la muerte, los puede separar.