Patrimonio mexicano en juego: bienes a subasta

El robo y compra-venta de patrimonio nacional es un tema que debe legislarse con urgencia, así lo expone en su análisis semanal el historiador Luis Fernando Vivero.
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Desde el fin de semana pasado comenzó a circular en las redes sociales una denuncia en contra de la casa de subastas Morton. El motivo fue la subasta que se realizará el próximo 21 de julio donde el lote número 34 es un “Padrón del Sagrario Metropolitano de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de México” y consta de 14 cuadernos fechados entre los años 1762-1813; asimismo, el lote 147 con una “Gruesa de diezmos”, es decir, un registro del pago de diezmos de la misma catedral. Ambos pertenecientes a la Biblioteca del bibliófilo Isaac Backal.

Luego de que varias voces, particularmente —insisto— en las redes sociales, alertaron sobre la existencia de estos lotes, el material fue retirado de la subasta, no sin que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizara la respectiva denuncia ante la Fiscalía General de la República el pasado 7 de julio.

Si bien es cierto que Morton, al igual que otras casas de subastas, no es propietaria de los objetos a subastar sino intermediaria, los lotes 34 y 147 arriba referidos nunca debieron salir del archivo de la catedral metropolitana de México, pues aunque se trata de documentación privada (dado que la Iglesia no es una institución del Estado), los libros forman parte del patrimonio documental de la nación tanto por su antigüedad como por la información que contienen. Padrón del Sagrario Metropolitano de la Santa Iglesia Catedral ...

Aunque Morton se defendió señalando ser sólo un órgano intermediario y retiró los lotes en cuestión, evidenció una terrible falla en los protocolos que sigue para el reconocimiento del material a subastar. Es decir, aquellos bienes de los cuales es imposible demostrar su legal adquisición —como los que están aquí en cuestión— debieron activar las alarmas. En esta ocasión los lotes 34 y 147 corrieron con suerte.

Este caso no es el único. En agosto del 2019, la misma casa puso a subasta el plano más antiguo de la Catedral Metropolitana de México, atribuido a Claudio de Arciniega y valuado entre 1.5 y 2 millones de pesos. Sin embargo, el lote no encontró comprador. La lista de piezas y obras que están en el mercado de bienes patrimoniales es grande, siendo también los objetos arqueológicos parte de este negocio. Algunos ejemplos son las piezas precolombinas que puso en subasta la casa francesa Sotheby’s, misma que el INAH no pudo detener el pasado 30 de octubre del 2019; o las 53 piezas de origen prehispánico que Millon Subastas puso en venta en enero de este año.

Debo hacer una aclaración, pues hasta aquí varios lectores pueden preguntarse ¿si el INAH denunció la subasta de estos bienes de la nación, por qué no realiza un proceso similar para la devolución del “Penacho de Moctezuma” que se encuentra en posesión del gobierno austríaco? La demanda es natural y comprensible, pero las lógicas son distintas.

El “Penacho de Moctezuma” (o “tocado de plumas de quetzal”, como sería más prudente nombrarlo, aún con sus dudas) es sólo un ejemplo de la gran cantidad de objetos de origen mexicano que se encuentran en las colecciones de varios museos del mundo, especialmente europeos. Por muy diversas razones fueron a parar a esos recintos, de la misma manera que nuestro país cuenta con obras y piezas —exhibidos en museos nacionales— originarias de otras culturas y latitudes. Bastaría, por ejemplo, dar una vuelta por el Museo Soumaya, propiedad del empresario mexicano Carlos Slim.

Difícilmente podría existir una repatriación, pues la nación receptora estaría obligada, en la mayoría de los casos, a cubrir la pieza faltante enviando un objeto originario del país con el cual se realiza el intercambio. Como algunos han sugerido, en el poco probable caso de una repatriación del “penacho”, México podría ofrecer a Austria el retorno del carruaje del emperador Maximiliano de Habsburgo.

Pero estos últimos casos son diferentes a los objetos subastados que, de ninguna manera debieron salir del espacio donde estaban resguardados. El robo y compra-venta de patrimonio nacional es un tema que debe legislarse con urgencia. Pero mientras eso sucede, quizás la vía más eficaz de evidenciar el problema serán las redes sociales.

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